No lo abandones, el no lo haría. ( un hecho real)

No lo abandones, el no lo haría. ( un hecho real)

Las personas tenemos la virtud de incomodar, esto se debe a que nos regimos constantemente por parámetros. La vida nos los va graduando en función de nuestro recorrido y según lo obtenido.

El no entiende de sentimientos, sabe que tiene que estar siempre a la última, pues de eso depende básicamente que siga a nuestro lado.

Llegado el momento nos da igual que haya compartido instantes únicos e irrepetibles con nosotros. Si hiciésemos un pequeño bagaje de nuestra historia con él, apreciaríamos todos los buenos momentos que hemos vivido juntos.

Estuvo con la mayoría de nosotros en el nacimiento de nuestros hijos, retrato cada pequeño detalle y fue capaz de compartirlo sin ápice de egoísmo con todo nuestro entorno.

En esas noches perdidas donde no había lugar para la persona  querida el estaba allí pues se lo merecía. A él le contaba mis anhelos, dudas, esperanzas y frustraciones.

Podemos negar lo evidente pero todos hemos pasado a depender de él, es nuestro pequeño psicólogo de cabecera.

Cuando queremos refugiarnos de este mundo que a veces tanto se empecina en hacernos daño, simplemente lo buscamos y jugamos. Llega a dolernos la mano, pero es tanta la dependencia, por dentro sin duda sabemos que es nuestro amo.

Salvaguardados por su cristal escribimos sin más, qué más da. En la cama los tres y al sonido de la campana buscamos ese segundo que nos permita responder con un te quiero cariño, estoy en una reunión, luego te llamo o simplemente un guiño. Y entre WhatsApp y WhatsApp seguimos en la cama jugando con la querida, no queremos que pase a ser ocasión perdida.

Cuantas mentiras enfrascadas en su dócil carcasa, pequeño cofre archivo de nuestra vida. Se desvela por ofrecernos siempre lo último sabe que de no hacerlo ese día será su último.

Incluso cuando no tenemos ganas de contestar o simplemente pensar, él pone a nuestra disposición un nutrido elenco de emoticonos, todos ellos muy monos donde nosotros elegimos el que medianamente nos permitir salir al paso.

Yo en particular siempre he echado uno muy simple, es bastante recurrido en la vida real “vete a la mierda”, por más que lo busco no lo consigo encontrar, tal vez nunca llegue a encontrarlo en él, seguro que no está programado para el cara a cara.

Podría seguir enumerando varios puntos a favor de él, no es mi intención acaparar toda tu atención, no vaya a ser que él se ponga nervioso o furioso. Aunque en tal caso con apagarlo y encenderlo ya lo tienes de nuevo listo, pues por mucha tecnología que presuma como mencione al principio en su memoria no hay cabida para el rencor.

 

 

PD: Dice un dicho que una persona debe hacer estas tres cosas en la vida, plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Yo sin lugar a la duda añadiría una más, esta es tener un móvil (eso sí última generación).