Amiga Botella

AMIGA BOTELLA

Invitada de gala en cualquier acto de la vida.

Amenas tertulias, ensalzas fiestas, enmascaras el aburrimiento y  disfrazas el corazón.

Compañera de juventud, amiga de todos, siempre te presentas simpática.

Aliada de penas.

Recurso del débil.

Cofre de sueños errados.

Siempre fuimos amigos, nos conocimos en la juventud.

 Continuamente dispuesta a ayudar sin pedir nada a cambio.

Cuantas veladas pasamos juntos.

Cuantas noches caminamos juntos.

Cuantos miedos nos confesamos.

Contigo conocí a mi mujer. Pronto conectamos los tres.

Siempre estabas allí.

Asististe a todas la fiestas.

Sabedora de secretos.

Psicóloga por momentos.

Con el paso de los años te volviste caprichosa y egoísta.

No te bastaba el tiempo que te dedicábamos.

Tan necesarios eran para ti nuestros miedos como los instantes de espejismo que nos ofrecías a cambio.

Sabedor de que tu amistad no era más que un secuestro de nuestros temores y miserias, decidí echarte de casa.

Amiga Botella

Subestime tu fuerza.

Mi casa era tu casa.

Mis secretos tus armas.

Hábil y sigilosa te hiciste más fuerte.

Hambrienta de miseria y debilidad en mi mujer viste tu presa.

La encandilaste, te deslizaste por sus labios como olas en calma.

Conversaste con ella en mi ausencia.

Cada trago que te daba era una despedida.

Amiga Botella

Te hablo desde la derrota.

Sabedor de que mis palabras no son más que pequeños ecos de un sueño.

Amiga Botella

Entraste en mi vida para robarme mi vida.

Te escribo con las fuerzas del vencido.

Te bebiste la alegría de lo que más quería.

Me siento extraño en vuestra compañía.

Amiga Botella

Te entrego mis lágrimas y me rindo.

No abandono.

Seré huésped en su vida.

Amiga Botella

Cuando hallas saciado tu sed.

Allí estaré yo.

Seré el puerto  de su tristeza.

La cama de su cansancio.

El llanto de sus lágrimas.

Amiga Botella

En mi tienes a tu peor enemigo.
Rosendo - Navegando

 

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CAPITULO XVI

Desisto  de la ilusión en relación a las cartas. Sé que sin la ayuda de un lazarillo para ir abriendo las cartas, puedo pasarme días sentado ante el armario esperando que alguien emborrachado de nostalgia decida echarles un vistazo. Puedo ver lo que otros ojos me inviten a ver. Estoy muerto y la verdad es que cada nuevo día me siento más vivo. Ahora  con el paso de los meses comienzo a comprender mi nuevo estado. Lo que creí que era mi muerte no era más que el preludio de una nueva vida.

En esta nueva vida el tiempo persigue a los demás, a mi familia, amigos  y demás artistas que intervienen en ese espectáculo que es la vida.  Empiezo a sentirme cada día más cómodo con mi nueva vida.

 Nos pasamos la mayor parte de nuestra vida temiendo la llegada de nuestra muerte, nos cuesta admitir que somos simples invitados del tiempo. Todo un camino plagado de sacrificios, vivencias, experiencias, familia, todo se nos esfuma justo en el último latido. Nos cuesta mirar a la muerte a la cara pues creemos que es nuestra última visita, y a la vez nuestro último paseo.

Cada día que pasa se va cerrando la herida de mi adiós, se cicatriza el dolor que sentí al tener que dejar a los míos. Ahora transcurrido un tiempo comienzo a estar conforme con mi muerte, e incluso satisfecho.

He podido comprobar cómo mis hijos se han fortalecido con mi marcha, e incluso les ha unido más en el vinculo familiar. Mi esposa por la cual llegue a temer que se  embarcase en mi viaje con el mismo destino, ha comenzado resurgir del pozo, un nuevo amor le acompaña en su camino, y este junto a los hijos le han dado el impulso necesario para desprenderse de la telaraña y mirar de frente a la araña.

Años preguntándome el porqué de su amargura y desesperación, aferrándome a la esperanza de que las pastillas consiguiesen resolver el problema. Soñando despertar una mañana y ser nosotros otra vez, aquella pareja de enamorados en la que el reproche no habitaba en nuestras vidas.

En la que sus sueños eran mis sueños.

Sus metas eran mis propósitos.

Su dolor era mi sufrimiento.

Su alegría era mi luz.

Cuando uno está enamorado no existen los defectos en la pareja ni la palabra imposible. No temes al futuro porque el futuro es estar juntos. No restaríamos un solo minuto a nuestras vidas.

El amor no se puede describir con palabras, se tiene que sentir.

El amor es necesidad.

El amor es entregar todo sin saber que recibes más.

El amor es la pureza.

El amor es la primavera, un brotar constante de sueños e ilusiones.

El amor es el primer rayo de luz.

El amor es saber que esta hay.

El amor es… lo que en nuestro matrimonio se había esfumado, el paso del tiempo fue desgastando nuestras miradas, los abrazos, los besos, las caricias. Por mi parte intente seguir engañándome, pero el amor no lo puedes crear ni manipular, me atrevería a afirmar que el amor es como el órgano más importante de nuestro cuerpo. De que nos sirve sentir los latidos del corazón si este no late por alguien.

Siempre buscaba alguna escusa para enmascarar el problema, unas veces alegaba cansancio, el trabajo, la economía etc.

Intentaba engañarme a mí mismo me negaba a enfrentarme a la realidad, el amor que sentí durante tantos años por mi esposa se había ido cayendo como las hojas en otoño, con la diferencia que nunca llegaba otra primavera.

 

Me sentía culpable, cada vez que le decía te quiero, era como si fuese la peor de las infidelidades. Era como si llevase el timón de un barco directo al naufragio, era consciente del problema pero el miedo me adormecía. Tantos años viajaban en ese barco, tantas ilusiones, sueños, abrazos, miradas.

Estoy tranquilo y por primera vez en mucho tiempo en paz, el último año nuestro matrimonio se había convertido en un juicio constante, cualquier cosa servía para entablar un enfrentamiento. Apenas surgían pequeñas lagunas de calma que te hacían saborear años pasados.

Me gustaría poder decirle ahora todo lo que pienso, pedirle perdón por mi cobardía.

 

Tiene que existir una forma de comunicarme, no me resigno a despedirme sin dar las gracias por todo lo que me han dado.

Este es mi país

Este es mi país

Agazapados bajo el disfraz de la noche emergen de las oscuras cloacas del sistema. Impulsados por la sinrazón se adentran en el pozo de la miseria, en la vergüenza de lo ajeno.

Solo los ve el que mira, el que vive y respira.

Son gente con sombra como tú y como yo.

Podemos quedar ensimismados bajo el reflejo de la luna, o dejarnos llevar por la flaqueza de nuestro ser.

Pero ellos siguen allí, no faltan a su cita obligada.

Nos evadimos agachando la cabeza, girando la mirada. Pero lo que en el fondo sabemos es que estamos ante el espejo de la realidad.

Amanecerá un día en que tendremos que abrir los ojos, y ese día nos daremos cuenta  que la gente agacha su mirada al cruzarse con nosotros.

Nos sentiremos invisibles, seremos  las vergüenzas de una sociedad que alardea principios sociales y solidarios, pero que no son más que mentiras las cuales se sumergen en el más absoluto vacio.

No hay peor mentira que la que consideramos verdad.

Ayer abrí  los ojos

Vi a un niño rebuscar en su mochila con la esperanza de encontrar esa merienda que antaño no faltaba a su cita.

Vi una familia reunida alrededor de un contenedor buscando el menú  de los desheredados.

Vi un pensionista que trabajo duro toda su vida y la vida le responde con la misma dureza.

Vi jóvenes deambulando sin destino, sin futuro victimas de lo ajeno.

Vi padres llorando en el silencio cómplice de la noche por la impotencia de saltar los muros de la desesperanza.

Vi familias regresando  abatidos  a refugiarse en el último hogar que les abre las puertas, que no es otro que el de unos abuelos que asisten incrédulos a la recogida de los frutos de una sociedad llamada del “Bienestar”.

Vi gente rezando para que la enfermedad fuese al mismo paso que las listas de espera.

Vi familias acudiendo a su cita diaria en los comedores sociales invitados por un sistema capitalista cruel.

Vi a personas siendo desalojadas de sus hogares, por los mismos bancos que en otros tiempos le invitaban al consumo voraz y desmesurado.

Pero por más que abro los ojos no veo a unos representantes políticos capaces de solventar el grave problema que entre ellos mismos y la banca han ido fraguando día a día.

El método es el mismo que activa el maltratador, golpean con violencia a la sociedad, nos va humillando y anulando, y nos repiten una y otra vez que es por nuestra culpa.

Me niego a seguir recibiendo los golpes de un sistema corrupto, atado de pies y manos a la misma rueda que ellos mismos han ido elaborando para rodar por el camino de la corrupción.

Me niego a seguir siendo el burro de carga de tanto parasito. Mi sueño es que algún día no muy lejano los políticos sean capaces de ver con nuestros ojos.

 

 

 

No quiero volver a cerrar los ojos.

Antonio José Mascaró

XV

 XV

Sigo haciendo un recorrido por la casa de mis padres, nuestro gran bastión, fortaleza ablandada por los sinsabores de la vida. Toda su vida nuestro hogar se constituyo en inexpugnable ante el viento que traía como compañeros de viaje la enfermedad, la angustia, la desesperanza y demás fuerzas del mal.

Hoy solo se respira paz, esa paz que transmite el trabajo bien hecho, y nuestro hogar había realizado su cometido a la perfección.

 Al fondo del pasillo esta el cuarto de baño, ¡si! He dicho el cuarto de baño, pues hubo un tiempo en que el tener más de un baño en casa formaba parte de los sueños. El termo que teníamos en casa era la última innovación tecnológica, te blindaba la posibilidad de regular la temperatura manualmente. El sistema a simple vista podía parecer complicado, pero el día a día lo fue reconvirtiendo en simple rutina. Consistía en poner el tapón a la bañera, siempre ayudado por un poco de papel para evitar que el agua se fugase. Abríamos el grifo, hay no había posibilidad de error sabias a ciencia cierta que saldría agua fría, no  como hoy en día que a veces nos podemos tirar una velada intentando averiguar hacia qué lado hay que abrir el grifo para que no dispense  agua caliente o fría. Antaño todo era más sencillo.

Una vez teníamos la cantidad adecuada de agua fría en la bañera, cedíamos el paso al sistema termorregulador, este no era otro que una olla grande llena de agua puesta en el fuego de la cocina. Cuando llegaba al punto  de ebullición era el momento de regular la temperatura. Solo una persona ardua en estos menesteres era capaz de realizar esta operación, y generalmente era la madre. Auxiliada por dos trapos que amortiguaban el calor de las asas se hacía con la olla y con paso decidido pero a su vez con la mayor prudencia posible se encaminaba hacia la bañera, poco a poco iba vertiendo el agua de la olla a la bañera, realizaba las pausas correspondientes para cerciorarse de la temperatura, y listo.

El ser el primero en bañarse era un triunfo, te ofrecía dos cosas, la primera el poder disfrutar de un baño a la temperatura optima y la segunda saber que estrenabas dichas aguas, pues según la ley no escrita en el ámbito obrero de los años 70, cada dos baños se pasaba a renovar el agua de la bañera.

Si ya sé que muchos podrán llegar a la conclusión de que en mi familia se escatimaba en salubridad, pero todo es cuestión del momento al que uno le toque vivir.

Otro de los momentos angustiosos en referencia al baño, era en los períodos de hora punta.  El asistir al baño era como ir al estreno de una buena película sabías a ciencia cierta que habría cola. Una vez dentro tenías que realizar todos los pasos correctos, no te podías permitir el lujo de dejar algo en el aire, pues eso equivalía a otra hora de cola

 

Estar en la casa donde pase larga parte de mi vida, era una fuente de energía tal, que por instantes me hacía sentir más vivo que nunca. Nos pasamos la vida quejándonos por esto y por lo otro, estamos tan ocupados en buscar lo aspectos negativos de esta, que los verdaderos momentos de felicidad los ignoramos y les respondemos con indiferencia. Ahora soy consciente que traicione mis buenos recuerdos, les cerré la puerta y los relegue al ostracismo más absoluto. Si me volviesen a preguntar que me llevaría a una isla solitaria, esta vez no fallaría me iría con todos ellos.

Me complacería poder abrir el que fue el armario de nuestra habitación, y poder ojear los sobres que contienen las cartas que antaño se empleaban para felicitarse entre familia y amigos, en ellas plasmábamos nuestras inquietudes, dábamos imagen al amor en forma de letra, o simplemente te despedías de ese amor lejano.

Antiguamente recibir un sobre en tu buzón, era motivo a buen seguro de alegría, significaba el laxo de unión entre tú y esa familia que un buen día tuvo que coger los bártulos y caminar hacia otros lares en busca de un futuro digno que su tierra no le podía ofrecer.

Cuantos sentimientos se pueden transmitir en una carta, cada sobre contiene un pequeño tesoro, un momento de nuestra historia, ¿ Cuantas lagrimas se abran guardado al amparo de un sobre?, ¿Cuántas  vidas han sido marcadas por el devenir de una carta?.

No puedo evitar pensar por momentos en el presente, en concreto para lo que han quedado los sobres, que contrastes tiene la vida. Hoy el presente es egoísta y caprichoso, sumergido en la envidia ha relegado el lado romántico de un sobre, no nos permite la opción de la esperanza, ha secuestrado ese ritual que suponía acudir a tu cita con el buzón. El cartero en otros tiempos era portador de ilusiones. Abrir un sobre era un ritual, observábamos el remitente, inspeccionábamos el grosor, e imaginábamos el contenido. Nuestra imaginación despegaba y se dejaba llevar por nuestras esperanzas.

Todo esto a sucumbió en la peor de las miserias, nunca un sobre a dolido tanto a la persona como en estos tiempos. Hoy los sobres son temidos por las personas humildes, pues de sobra sabemos su contenido.

Una multa.

Un nuevo impuesto.

Una reclamación de hacienda.

Un recibo, bien de la luz, agua etc…

Pero lo más triste y doloroso, y buscando el símil en el mundo del circo “ Y más difícil todavía”.

Nos enteramos que todos los sufrimientos, recortes, impuestos, no sirven más que para engrosar los sobres que bajo manga reciben nuestros políticos. A mi ya no me duele el dinero, pues no lo tengo ni lo espero, lo que en vida  me dolía era el dolor de la impotencia.

 Esa misma Democracia que nació para ampararnos a todos, es la que ahora salvaguarda a unos pocos de la mayoría.

NO QUIERO UNA POLITICA

NO QUIERO UNA POLITICA

 

Amanece y otro nuevo caso de corrupción nos da la los buenos días. Lo peor de la actual crisis económica no es cuánto va a durar, sino ¿Cuanto tiempo tenemos que soportar a tanto cargo público corrupto?

Con los casos de estos últimos tiempos sin duda nos daría para escribir nuestra propia trilogía de Cincuenta sombras de Grey, pues hay que ser muy masoquista para seguir permitiendo que esta gente nos represente.

 

Cuando cientos de familias en España estas conviviendo con la pobreza, lejos de ver un rayo de esperanza, se encuentran cada mañana con un recorte mas, bien en sanidad, educación, prestaciones etc., y lo más sangrante que son los mismos que nos empujan a la miseria, los que al unisonó tienen la obligación de sacarnos de este pozo

La sensación que me atenaza cada mañana es la de sentirme preso de un sistema que no me representa, que me roba derechos, me añade nuevos impuestos y lo que es peor nos ponen unos grilletes y nos condenan a soportarlos por cuatro años, luego nos dan la opción de cambiar de correa, pero como el sabio refrán apunta  el perro es el mismo.

Tendremos que contratar a Javier Barden (No es país para viejos), para que venga a rodar a España "No es país para políticos y demás calaña".

No hay peor dictadura que la que se disfraza de libertad. Soy consciente del significado de la palabra dictadura, pero hoy por hoy es la sensación que me embarga, pues cuando un gobierno hace oídos sordos al clamor del pueblo, cuando la mayoría de este no se siente representada es que algo no funciona en este sistema.

Yo creo en la política, pero en la política que se acerque al pueblo.

No quiero una política que me construya aeropuertos para aves.

No quiero una política que me privatice la sanidad.

No quiero una política que cierre las puertas a la justicia mediante tasas.

No quiero una política que se mueva por conveniencia según las encuestas.

No quiero una política en la que sus cargos lleguen a tener varios sueldos, cuando hay millones de ciudadanos que viven de la mendicidad.

No quiero una política…..

PD: Ahora os toca añadir lo que no queréis a vosotros

SOLO ENTRE LA MULTITUD

 

SOLO ENTRE LA MULTITUD

Despertar con la ilusión de seguir sumido en el sueño

Desear no tener más deseo que la indiferencia.

Tener como amigo la soledad.

Llorar para ti.

Envolver el corazón con la niebla de la derrota.

Sentirse lleno de desesperanza, a la vez que vacio de razón.

Hablar sin escucharte.

Moribundo del pasado, enfermo del presente y mero suplente del futuro.

Ser polizón de tus dudas, viajero de tu parada.

Tener como sueño el insomnio.

Así sigo,

Cierro mis ojos

que son los tuyos.

LA MENTIRA

 

LA MENTIRA

Siempre te acompaña

Como la corteza al árbol.

El tallo a la flor.

La vida a la muerte.

Endulza tus carencias.

Disfraza tus virtudes.

Embelesa tus sueños.

Cimientos de cartón.

Espejo de lo absurdo.

Secreto conocido.

Inocente en la infancia, recurso de juventud y puñal de madurez.

Pacto del moribundo, arma del vencido y sombra de la verdad.