Así tal cual

ASÍ TAL CUAL

Y es que al final en la tranquilidad del no pensar sin màs. Uno se da cuenta que no le va tan mal.
Tiene gente que le quiere.
De salud solo se que se levanta y acuesta con ella.
De amores puedo decir que dejó atrás los sinsabores y pintó su corazón de bonitos colores.
En  el trabajo por suerte se siente fuerte y aunque le joda lo que pasa, por suerte va a otros sitios y se le pasa.

Le han hecho daño, mucho daño. Pero la verdad es que prefiere cien llamadas “entrevistas” a fingir que ha perdido la vista.

Si el castigo en resumen es por ser uno mismo. La verdad es que desde la imprudencia decide  que casi le da lo mismo.

No va a hablar más de lo que sí querría hablar. A cambio repetirá cien veces en voz alta “ Todo va bien y la gente está contenta y para quien lo dude su puerta siempre estará abierta”.

Sabe que al final  caerá. Da igual estos casi nueve años de dedicación, trayectoria o humanidad. Que alguna sanción más le llegará de casualidad.

Y cuando el golpe pase volverá a levantarse con la conciencia  tranquila y nada aturdida. Sabiendo que a todos/as les llega su día.

PD:  El personaje de esta historia lleva treinta años trabajando y hoy es el primer día que va a cumplir de los quince días de suspensión de empleo y sueldo que la empresa en la cual lleva cerca de nueve años le ha impuesto a él y tres compañeras/os.

No es lo económico lo que duele. El dolor es mucho màs profundo.

Nota: Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad o en su defecto fatalidad.

El.viejo Capitàn

EL VIEJO CAPITÁN

Llegar y hacer balance a la mitad de una vida puede salir bien o por el contrario terminar de echar por lastre tantos sueños que con el tiempo se volvieron un lastre.

Te preguntas para qué ir si a sabiendas te van a herir.

Opto por ser la gallinita ciega y jugar pero sin ver. No vaya a ser que me altere lo que pueda ver.

Y es que al final mejor jugar para uno mismo que sentir la impotencia de que da lo mismo.

Dejemos el mar para los bravos capitanes, que yo prefiero ser simple lector del cuento y así a buen seguro que  por lo menos lo cuento.

Cansado me quedo en la orilla viendo partir ese barco llamado rebeldía. Esa que algún día fue parte mia.

Brisa salada con aire de derrota es lo que mi corazón nota. Suelto los viejos remos y me adentro en el bosque del  conformismo. Donde por la noche todos se quejan y al llegar el día se engalanan y esbozan sonrisas sin risa. Juegan a ser ellos mismos y a joderse que total ya da lo mismo.